Luz para estudiar

Ya está aquí repitiéndose como un mantra que nos recuerda nuestra niñez, los madrugones, el desayuno mirando el reloj… la vuelta al cole. Septiembre es el mes del “volver a empezar” y no sólo para los más pequeños. Toca estudiar. Como cualquier otra actividad que requiera fijar la vista (coser, leer, etc…), la luz influye y mucho en las condiciones en las que debemos hacerlo. Una iluminación deficiente o incorrecta puede acarrear problemas de fatiga visual: picor, enrojecimiento de los ojos o dolor de cabeza. Sin duda lo ideal es hacerlo con luz natural, siempre que podamos controlar su intensidad, reflejos y sombras. Afortunadamente, hoy en día existen muchas posibilidades para controlar la fuente de luz artificial, ahorrando energía y complicaciones visuales.

Se trata de disponer de una luz homogénea en un determinado espacio, que pueda crear un ambiente adecuado para la actividad que se vaya a realizar.

A la hora de preparar la iluminación de un espacio dedicado al estudio, la lectura, la escritura, el dibujo o actividades similares, debemos tener en cuenta estos consejos:

  • La fuente de luz debe estar situada por encima del hombro izquierdo en los diestros y del hombro derecho en el caso de los zurdos. Esto evitará sombras no deseadas.
  • Evitar reflejos sobre la superficie en la que vamos a fijar la mirada. Lo ideal es que la luz de nuestra mesa de estudio o trabajo venga de una lámpara con brazo articulado orientable. Así podremos dirigir el haz de luz hacia donde queramos, evitando molestos reflejos.
  • También es recomendable que la lámpara permita regular intensidad y temperatura de color. Se trata de un parámetro muy conocido en fotografía que influye en la dominante cálida o fría de una fuente de luz. Este parámetro se mide en grados Kelvin, así las luces entre 4.000 y 5.000 k, son más “frías” (más azuladas) y se consideran apropiadas para un ambiente de trabajo donde debamos fijar la vista en distancias cortas (estudiar, leer, coser…).
  • También influye el IRC o Índice de Reproducción Cromática, se trata de la capacidad que tiene una fuente de luz de reproducir fielmente los colores y se recomienda que sea bajo, lo que evitará la reproducción excesiva de colores que pueden “cansar” nuestra vista.
  • Las lámparas tipo LED ofrecen una iluminación agradable y permiten ahorrar energía. Existen modelos que permiten regular a voluntad la intensidad y el tono de esta fuente de luz. La intensidad viene dada por los lúmenes (lux) que proporcione la lámpara y se recomienda unos 400 a 500 lux. 

En resumen, tres parámetros esenciales: Temperatura de luz fría, IRC bajo e intensidad en lúmenes de entre 400 y 500 lux. A esto, deberíamos añadir un consumo energético sostenible, tan importante para nuestro bolsillo y para el planeta.

Photo by Andrea Piacquadio – Pexels

By | 2020-09-10T11:21:32+00:00 septiembre 10th, 2020|Noticias Enegía, Sin categoría|0 Comments

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