Las fuentes de energía del futuro ya están ahí. Queda pendiente la evolución, o más bien revolución de los materiales, para ser más eficientes, resistentes, económicos y que nos permitan un mejor aprovechamiento de las fuentes.
Comenzando por los paneles solares, que sin duda van colonizando paisajes y tejados, la llegada de nuevos materiales y el intenso trabajo de investigadores e industriales, van dando resultados que llegarán al consumidor.
Desde el descubrimiento de las celdas solares orgánicas, son sin duda uno de los campos más interesantes y prometedores y posible alternativa a las “tradicionales” de silicio. Bien sean moleculares, de polímeros orgánicos o híbridas, presentan ventajas como su flexibilidad, pudiendo adaptarse casi a cualquier superficie, mayor resistencia, biodegradables y ligeras, son además más receptivas en distintas condiciones de luz, siendo eficientes incluso con luz indirecta y difusa. Por si fuera poco son más económicas.
Ante esto en la cabeza del lector se preguntará ¿porqué no se implantan? ahí está el reto de lo investigadores, su degradación es más rápida, de momento bastante más que las de silicio, ahora no dudamos que en pocos años este inconveniente será vencido y podremos acceder a estas nuevas celdas orgánicas en lugares que antes parecían vedados.
Son muchos que cada vez que entran en su vehículo cada vez que está expuesto al sol piensan ¿porqué no se aprovecha toda esta energía generada? Pues no es una quimera pensar tal cosa, materiales como este, que pueden generar electricidad incluso en medios transparentes como los cristales, vendrán a revolucionar el proceso de obtención de energía.
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